Publicado en Hijas, Poesía, Un poco de Fe

Adolescente…


Crecer fue más fácil cuando seguía tus huellas.
Mis aciertos infalibles bajo tus consejos.
Mi mundo comenzaba con un beso al amanecer y limitaba con tu abrazo al llegar la noche.

¡La niña de pequeña tenía su cuarto y de infinito sus sueños! Bastaba con oírla conquistar el mundo y esbozar sus alas para hacerse con lo desconocido.

De la pequeña que tomó sus manos hoy queda el recuerdo en mi tacto, su mirada se obnubila ante mis repentinos cambios de humor.  El mundo se ha volcado sobre mí, como un inmenso cielo de dudas y temores.

Mi cuerpo crece sin darme tiempo para reconocerme en el espejo.
Mis sueños cambian como la brizna al viento.
Parecen más mis fallos que los aciertos.
Crecer es más difícil cuando la batalla la doy contra mis propios demonios.

—Un paso a la vez— le digo.
—Mañana empezaremos de nuevo— replico.
(Como cualquier niño, levanta los hombros y tuerce el pico)

Jag

Publicado en Letras muertas, Poesía

Me quedó grande ser mujer

Fuí criada como una joya, un techado de virtudes dispuestas a servir, sin refutar, sin interrumpir. Una joya que se comercializa al mejor postor; que brilla a la sombra del galán que se conforma con la dote que me acompaña.

Un adorno para caballero.

Que guarda compostura, que asiente con la cabeza, que no mira a los ojos y en silencio sigue, un paso atrás, para ser exhibida.

Irreverente, si opina lo contrario.
Descortés, si no lo aprueba.
Desvergonzada por vestir diferente; una cualquiera por sonreír.

Mercancía barata tras un desliz.

Era la niña de la casa…
Qué no debe valerse por sí misma.
Que conserva su sitio.
Que no tiene lugar en el mundo.
Que abandona sus sueños.

Me quedó grande ser mujer y vestirme de inconformismo.
Me quedó grande ser mujer y ocultarme tras el rimel.
Me quedó grande ser mujer y tratar de encajar en el mundo.

Jag

Publicado en Poesía, Un poco de Fe

Caprichos

 

Compartimos nuestro tiempo hasta el último segundo, sin guardarnos nada para sí. Con total transparencia, más de la que cimenta hogares.

…Entregamos todo. Derrochamos todo.

…Hasta que llegó el hastío y la monotonía.

 

Enamorados fuimos el uno del otro, sin abrir los ojos, sin juzgarnos nada. Cautivados por nuestros instintos, confundimos lujuria con pasión y al sexo con el amor.

…Nos usamos, como objetos, creyendo tener el control.

 

¿Puede el amor cegarnos?

Siempre. Para bien y para mal.

Perfecto cuando es del alma, como contemplando la gloria y siendo fiel a ella.

Falaz cuando se convierte en terciopelo y piel, nublando los sentidos.

 

¿Puede el amor partir sin haber llegado?

Nunca. Lo que creemos como partida es su misma ausencia,  es como si se marchitaran las rosas siendo botón, pero haciendo valer sus espinas. Una calma lastimera que precede al ausente temporal.

 

 Jag

Publicado en Letras muertas, Poesía, Un poco de Fe

Ahora tú

No sabes cuantas noches paso viendo tu rostro sin poder dormir, solo para estar seguro que no es un sueño. Y esperar la mañana para verte despertar con la ternura de tus ojos y la pregunta abierta de cuanto llevo despierto.

No podría imaginar una vida contigo y no porque parezca imposible, sino porque estás fuera de todo lo que ha vivido mi alma. Soy un nuevo mundo merced a tus estaciones, aprendiendo a ser semilla y florecer, a vivir en calma o tempestad.

No podría imaginar una vida sin ti, eso sí es imposible.

El tiempo me ha demostrado que todo tiene un lugar, una razón de ser y aunque tú seas, tal vez, mil razones para no pertenecer, sé que eres la razón más poderosa para mantenerme en pie.

Jag

Publicado en Poesía, Un poco de Fe

Cito, longe, tarde…

Del orgullo que usé de escudo, quedó el vacío de mi habitación. Todos los rostros se van desligando de las voces que recuerdo y se aferran a la fría foto de contacto. Parece insensato sentir sus ausencias, si era yo quien esquivaba sus miradas.

Las horas se fueron corriendo hasta hacer de los días un retrato enmarcado en mi ventana y las noches caían en el alba y despuntaban a mediodía. Cada día era despertar para ver otros rostros atrapados tras sus ventanas, con la noche aún a cuestas, tratando de encontrar respuesta a ¿porqué existe la distancia en aquellos que siempre has tenido cerca?

La monotonía se rompe cuando coinciden «el despertar» con «los primeros rayos de sol» y decides tomar un café mientras te entretienes con el humo que juguetea con la brisa. Y esa simple mañana parece única, lejana.

Hoy es novedad correr las cortinas y abrir la ventana para ver ascender la sombra de mi habitación sobre la bahía de estacionamiento.

El afán por seguirle el ritmo al mundo y posponer lo nuestro, sólo me recuerda que hoy es novedad lo simple, lo sencillo, lo efímero… que guardar palabras es evitar encuentros.

Jag