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Crecer fue más fácil cuando seguía tus huellas.
Mis aciertos infalibles bajo tus consejos.
Mi mundo comenzaba con un beso al amanecer y limitaba con tu abrazo al llegar la noche.
¡La niña de pequeña tenía su cuarto y de infinito sus sueños! Bastaba con oírla conquistar el mundo y esbozar sus alas para hacerse con lo desconocido.
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De la pequeña que tomó sus manos hoy queda el recuerdo en mi tacto, su mirada se obnubila ante mis repentinos cambios de humor. El mundo se ha volcado sobre mí, como un inmenso cielo de dudas y temores.
Mi cuerpo crece sin darme tiempo para reconocerme en el espejo.
Mis sueños cambian como la brizna al viento.
Parecen más mis fallos que los aciertos.
Crecer es más difícil cuando la batalla la doy contra mis propios demonios.
—Un paso a la vez— le digo.
—Mañana empezaremos de nuevo— replico.
(Como cualquier niño, levanta los hombros y tuerce el pico)
Jag